Este día también desayunamos más tarde
de lo habitual, ya que hasta las 10 de la mañana no abrían los lugares
turísticos.
Comenzamos por uno que teníamos muy
cerquita del hotel, el MUSEO RIGA GHETTO [Rīgas Geto un Latvijas Holokausta Muzejs]. Horario: 10 a 18. Entrada gratuita, con
donativo.
El
chico que está allí se ofreció para hacernos una visita guiada, pero como
nuestro inglés es tan malo le dijimos que no, así que nos dio unos datos
generales, como que vivieron unos
28.000 judíos y que disponían de 4 m2 por persona.
Conservan
alguna pared original, y
hay una casa de madera para mostrar como eran sus condiciones de vida y el
espacio del que disponían. Luego unos paneles con los nombres de todos los judíos
que perdieron la vida, la salida es por una puerta, que imita la que antiguamente
daba acceso al ghetto, que por supuesto estaba localizado fuera de la ciudad
vieja de Riga.
Camino al centro, pasamos por una
maquina de billetes, y compramos un billete para el transporte valido para 24
horas, que nos costó 1’90 Ls. Con 3 billetes sencillos que tengas que comprar
ya te sale rentable. La máquina es muy fácil de usar, y creo recordar que
estaba en inglés.
Después fuimos a la SINAGOGA, que sí está localizada en la
parte vieja de la ciudad, en Peitavas iela 6/8, la mujer que vendía las
entradas, entró con nosotros y nos explicó alguna cosilla; como por ejemplo que
mujeres y hombre están separados (los hombres abajo y las mujeres arriba) cosa
que nosotros no sabíamos, que no fue destruida durante la guerra, y que fue
restaurada en 2006. La verdad es que lucía muy bonita en azul celeste y dorados.
Precio: 2 Ls.
Vimos al rabino que nos preguntó con
curiosidad de donde éramos. Pero para curiosidad la nuestra, ya que es la primera
sinagoga a la que hemos podido entrar. Ya se sabe lo recelosos que son con su
seguridad, de hecho en la puerta había un policía. Por cierto a los chicos para
la visita les dieron el gorrito llamado kipá.
Después fuimos a la CATEDRAL [RĪGAS DOMS], la habíamos
visto por fuera, aunque es un decir, porque nos la encontramos completita de
andamios, ya que la están preparando para que luzca bien bonita en el 2014
cuando la ciudad será Capital Europea de la Cultura. Incluso por dentro habían
bastantes andamios.
A la Catedral fuimos a un concierto de
órgano, algo curioso, y bueno es una cosa especial que no es muy común, así que
aprovechamos. Todos los días a las 12 horas concierto de 30 minutos, y algunas
tardes de mayo a septiembre de 1 hora de duración. Más información aquí.
Precio concierto: 5 Ls.
Antes de comer fuimos al MUSEO DE LA OCUPACIÓN [Latvijas Okupācijas Muzejs].
Está ubicado en un edificio bastante feo, que llama bastante la atención en un
bonito entorno con la Casa de las Cabezas Negras al lado. El museo abarca la
ocupación nazi y soviética, desde 1940 hasta 1991. Está bastante bien, y sin
pararnos mucho estuvimos una hora y algo. Horario: 11 a 18. Entrada gratuita, con
donativo.
Ya se nos había hecho hora de comer, y
fuimos a uno que se llama PIZZA MALIBU,
donde nos pedimos una ensalada, un plato variado (calamares, palitos de queso,
salchichas), y un pincho con una pinta estupenda, que estaba más estupendo
todavía; a estas alturas del viaje, la mayoría de días pedíamos tres platos y
los compartíamos, así lo probábamos todo. Los tres platos, junto con las
cervezas y un par de postres, nos costó 35 Ls; todo nos gustó mucho.
Llevábamos ya varios días de viaje y
todavía no habíamos ido a ningún sitio que no nos gustará la comida, o que nos gustara
poco. Todos los días salíamos encantados.
Dimos una vueltecilla más por el
centro, vimos “la casa del gato” en Līvu Laukums, la Iglesia de Santiago que es
una de las más antiguas de la ciudad, unos edificios llamados “los Tres
Hermanos” que son ejemplos de viviendas de la Edad Media, y la Puerta Sueca que
es la única que todavía sigue en pie.
La historia de "la casa del gato" [Kaku nams] es que según cuenta, había un comerciante muy rico que quería entrar en el Gran Gremio, pero no fue aceptado; así que construyó enfrente un edificio y les puso un gato en el tejado mirando hacia su puerta. Parece que al final fue admitido.
Luego fue
cuando nos dedicamos a amortizar la tarjeta de transporte, cogimos un trolebús
y fuimos a una iglesia que está más apartada, la IGLESIA DE SANTA GERTRUDIS
[Svētā Ģertrūdes baznīca], muy bonita también y además pillamos
una boda.
Luego trolebús de vuelta y a coger
algún tranvía un poco sin rumbo, algo que nos gusta hacer de vez en cuando si
nos sobra tiempo.
Cogimos el 11, tras unas cuantas
paradas bajamos, paseamos un poco por lo que es un barrio normal, fuera del
turismo, donde vive la gente de la ciudad. Llegamos a un mercado donde
estuvimos dando una vuelta; luego tranvía al centro, y con el tranvía 7 al
hotel.
Para cenar elegimos un restaurante que
está a las afueras de la ciudad, en una zona llamada RECREATION CENTER, a la
que se puede llegar con el bus 12, en poco más de 10 minutos. Aunque queda a la
otra parte de la autovía, no hay problema porque hay paso de cebra o semáforo,
no recuerdo bien.
El restaurante por fuera es muy bonito
con un molino y todo, en un entorno con zonas de juego para niños, como un mini
parque de atracciones. El restaurante LIDO ATPŪTAS CENTRS en sí son 3 pisos, el de arriba es en plan fino, en el sótano con mesas corridas
y pantallas gigantes para ver deportes y con algún grupo en directo, y la
planta intermedia que es en la que nos quedamos con decoración muy bonita y
muchas mesas; el restaurante es todo de madera tanto por fuera como por dentro.
Primero nos tomamos unas cervecitas, y
mientras íbamos haciendo hambre.
Es un buffet pero no como conocemos
aquí de pagar un precio fijo y comer lo que quieras, sino que pides lo que
quieras (mas bien, te lo sirven ellos) y luego ya pasas por caja. Nos pedimos
salmón y unas patatas, estaba todo muy bueno; y nos costó 19 Ls.
Volvimos también en autobús, ya
sabíamos los horarios, aunque dentro en el restaurante tienen el detalle de
tener un cuadrito con ellos; de todas formas también hay una parada de taxis.
Pero a nosotros el bus nos dejaba muy cerquita del hotel.
De regreso al hotel, un poco de
internet para ver las previsiones del tiempo, que más o menos aguantaba sin
llover casi. Y luego hacer la maleta y a dormir.
Mañana volvíamos a la carretera, para
ver una zona que nos apetecía mucho, el Valle del Gauja.
El mercadillo k nos encontramos en esa mini excursión y las casitas antiguas por las k nos metimos, super guapo, esa mujer asomándose por la ventana con sus visillos, por un momento nos trasladamos al pasado.
ResponderEliminarMira que te gustan los mercadillos.
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