Día 1: vuelos Madrid-Vilnius

Los despertadores sonaron a las 6:15, queríamos hacer el check-out pronto, y ser los primeros en desayunar. A las 7 abrían el desayuno, y puntuales, allí estábamos; el desayuno fue bastante flojo, pero tampoco nos importó porque con tomarnos algún café y comernos algún bollo sin perder mucho tiempo, nos dábamos por satisfechos.

Cogimos las maletas y fuimos a Atocha, para coger el cercanías C1, que salía a las 7:45. El tren de cercanías es una opción muy buena, ya que en 25 minutos llega al aeropuerto y sin trasbordos; precio del billete 2’45 €.

Facturamos, pasamos el control sin problemas, paseamos un poco, y ya se nos hizo la hora de embarcar, el vuelo de Finnair salió puntual a las 10:15.



Durante el vuelo le preguntamos a la azafata por nuestro enlace, y nos dijo que un rato antes de llegar, salían en las pantallas los enlaces indicando la puerta; y además con el mapa de la revista, ya vimos que no habría que correr seguramente, ya que el aeropuerto parecía bastante pequeño.

El aeropuerto es tan pequeño, que el vuelo de Madrid llegó a las 15:30 (hora local), nuestro vuelo a Vilnius salía a las 16:15; y nos sobró tiempo, cuando llegamos a nuestra puerta todavía no habían comenzado a embarcar.

El vuelo a Vilnius también salió en hora, así que las 17:30 ya estábamos pisando tierra lituana.

Las maletas tardaron, pero también es porque como el aeropuerto es minúsculo, llegas enseguida a la cinta y se te hace una eternidad; pero como no salía ninguna maleta no nos preocupamos. Por fin después de una media hora más o menos comenzaron a salir maletas, las nuestras bastante pronto todas.

Al salir cambiamos monedas en la oficina de la izquierda, cambiamos todo lo que teníamos previsto gastarnos más o menos; el cambio fue bastante bueno (1 € = 3’43 Lt),  y la comisión tan solo de 3 Lt.

Salimos a esperar el bus, ya que el nº 2 nos dejaba muy cerca del hotel, teníamos controlados los horarios, aunque de todas formas estaban en la parada.


El día estaba nublado y fresquito, y mientras esperábamos el bus se puso a llover, aunque tampoco mucho.

El bus costó 2’50 Lt y hay que validar el billete, el trayecto serían unos 15 minutos; y 5 más andando ya estábamos en el hotel.

Nos instalamos en el HOTEL TILTO, y rápidamente salimos, todavía no eran las 8 de la tarde, y estaba atardeciendo. 

El hotel estaba muy bien, y muy céntrico, a sólo un minuto de la catedral.




Callejeamos un poco y fuimos al Restaurante Lokys a cenar, pero estaba lleno, así, que reservamos para el día siguiente, ya que nos apetecía mucho.

Fuimos al FORTO DVARAS, que se encuentra en la céntrica calle Pilies, pedimos unas SVYTYRYS, nuestras primeras cervezas lituanas, un aperitivo para probar el pan negro frito, unos zepelines para probarlos, y un par de platos más; todo nos costó 117 Lt. El pan negro frito es algo habitual por aquí y nos gustó bastante, y los típicos zeppelines también nos gustaron mucho, eso sí, son bastante contundentes; los otros dos platos también estaban muy buenos.




Salimos muy satisfechos de nuestra primera cena en Lituania, ya que la cena nos gustó mucho, y al cambio salimos a unos 11 € por persona. El restaurante muy bonito, con muchas salas donde se está muy tranquilo, la comida muy buena, y las camareras muy atentas. Aquí descubrimos que para llegar al restaurante había que bajar escaleras, algo que luego se convertiría en lo habitual.

Paseando tranquilamente para bajar la cena, en menos de 10 minutos, llegamos al hotel. Estuvimos un poco en internet, viendo las previsiones del tiempo para el día siguiente, que estaban bastante bien; y según parecía en aquellos momentos estábamos a 10º pero la verdad es que nos daba sensación de algunos más, ya que aunque fresquito se estaba bien por la calle.

Mañana le tocaba el día completo a Vilnius, y lo que habíamos visto hasta el momento nos había gustado mucho.

2 comentarios:

  1. Una primera etapa sin complicaciones, listos para empezar. La comida tiene una pinta estupenda, aunque eso de pan negro frito no me llame mucho la atención por el nombre, jajaja. Saludos.

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    1. A nosotros lo del pan negro no nos llamaba nada, pero decidimos probarlo, para hablar con conocimiento de causa, y va y nos gusta. Es un aperitivo que vas con la cerveza.

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